Jon Agee. La casita roja, 2019.
Un caballero, bien protegido por su brillante armadura, cuida el muro que separa las dos partes del libro. Mientras, le va contando al lector que ese muro es bueno porque lo protege del otro lado, de las cosas que allí suceden y de los animales que viven allí, como feroces tigres, enormes rinocerontes y ogros malvados. Bueno, eso piensa él, porque no lo sabe con certeza, pero está super seguro.
Lo que el caballero no sabe es lo que ocurre a su espalda, ya que un terrible peligro se avecina y él no se da cuenta. Pero sí el lector, que con creciente tensión va viendo el peligro avanzar, hasta que en el último momento el ogro acierta a pasar por allí y no duda en salvar a nuestro ingenuo caballero. De esta manera es como descubre que no solo el ogro es bueno, sino que el otro lado del muro ¡es genial!.
Dos tramas paralelas a ambos lados del libro, dividido de verdad por un muro. No es la primera vez que las páginas izquierda y derecha se utilizan en el álbum ilustrado como dos espacios separados y aislados, que crean barrera y comparten el tiempo pero limitan escenarios diferentes. Y en esta ocasión Jon Agee utiliza el recurso de manera magistral, siempre fiel a su estilo de historias sencillas en apariencia. Con poco texto (en realidad un monólogo dirigido al lector) las ilustraciones expresivas en colores pastel siempre cuentan más cosas de las que salen en él.
Si en Vida en marte nos conquistó con su viaje al planeta rojo, aquí vuelve a sorprendernos con otra divertida aventura llena de ingenio y suspense donde reflexiona sobre los prejuicios y la necesidad de estar abiertos a lo nuevo y a los demás. En definitiva, un álbum bien resuelto, que se aleja del mensaje evidente y didáctico y consigue, con un lenguaje claro y visual, tratar temas complejos para el lector infantil.
A partir de 4 años