Rosa Huertas y Anuska Allepuz. – Edelvives, 2018
Varios son los personajes, clásicos y modernos, de la literatura, la música y el arte, principalmente españoles, que han visitado las novelas de Rosa Huertas. Miguel Hernández, Lope de Vega, Larra, El Greco…, hasta los Beatles…, y en su más reciente novela para jóvenes, personajes de la movida madrileña de los ochenta. Ellos pueblan sus páginas y cuentan su historia e impresiones, mezclados con una parte de ficción bien estructurada y siempre acorde con la realidad histórica. La mezcla de su creatividad y el trabajo de investigación y documentación histórica, ha llevado en esta ocasión a la autora a hablarnos de Federico García Lorca. Y acertadamente lo hace como reivindicación de la poesía, dirigiéndose a niños y niñas a partir de ocho años, esa edad en la que los lectores y lectoras comienzan a afianzar sus gustos e intereses, leen autónomamente, curiosean en la novedoso y buscan el entretenimiento a la vez que el aprendizaje de nuevas historias ajenas a su mundo conocido.
Clara es una niña muy especial. Temerosa, retraída y tímida, está marcada por su albinismo, que le confiere un aspecto que sorprende a los niños de su edad y que a ella misma limita. Vive con su madre, cocinera de la Residencia de Estudiantes de Madrid, rodeada de un grupo de jóvenes alegres y vitales, entre los que se encuentran los que serían algunas de las figuras más destacadas del escenario cultural español de años posteriores.
Un día, mientras se esconde de la luna, a la que teme, Clara escucha una voz amiga que poco a poco comienza a disuadirla de sus temores. Se trata de Federico, un estudiante especial y sensible como ella que comienza a inferirle confianza en el mundo y en sí misma. Federico, ya lo habréis adivinado, es García Lorca, quien con su ternura y cariño, hace que la niña comience a amar la poesía, la anima a superar sus miedos, aprender a leer y escribir y le abrirá las puertas de la imaginación y la curiosidad, y con ellas las del saber.
Pero además la ayudará a enfrentarse al mundo y a la vida desde las aulas del colegio, donde conocerá a otro personaje ilustre de la literatura de años posteriores, Gloria Fuertes, una niña también entonces, pero ya curiosa y dicharachera, escritora de poesía, fuerte y decidida a triunfar en un Madrid hostil, en una época en la que ya se intuye la Guerra Civil.
La Poesía encabeza cada capítulo de esta obra, tierna y entrañable, cargada de sencillas y sabias enseñanzas para la vida de Clara. Rosa Huertas pone estas enseñanzas en la boca de Federico y sus amigos. Salvador Dalí y Luis Buñuel contribuyen también a ello. Los detalles del ambiente de la Residencia de Estudiantes, las fiestas nocturnas alrededor del piano, las relaciones entre los personajes, la vinculación del poeta con Granada y las poesías de este como fondo siempre, como regalo, misterio, juego, refugio, disfrute…
Las ilustraciones de Anuska Allepuz recrean algunas de las constantes del imaginario del poeta, el juego, la luna, la noche, los pájaros,… y hacen volar las letras por las páginas. Esas letras que Clara conseguirá atrapar sin esfuerzo, solo con la confianza de unos amigos que la animarán a buscar su futuro entre ellas, convirtiéndose en bibliotecaria. M.L.P.
A partir de 8 años