Ana Alcolea y David Guirao. – Anaya, 2016.
Marga, Federico y su hijo Carlos, a los que ya conocimos en El secreto del Galeón, y a los que en esta ocasión se unirá Elena ya como novia de Carlos, vuelven a compartir aventura en este nuevo libro Ana Alcolea, la más reciente ganadora del premio Cervantes Chico, el galardón más importante de la literatura infantil y juvenil concedido por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
En esta ocasión, la pareja de arqueólogos estudia los restos de las excavaciones que se están realizando en las afueras de Zaragoza. Entre ellos un misterioso espejo con una extraña inscripción y un mosaico de teselas aisladas de difícil reconstrucción.
Dos milenios atrás, en el siglo I d.C., una legión Romana abandona Britania con destino a Cesaraugusta. Con ellos viaja Yilda, una joven britana a la que encontraron en el bosque huyendo de los druidas, y que pronto conquistará la confianza de los romanos gracias a sus dotes curativas, y el corazón de dos de sus soldados.
Estos dos planos temporales, diferenciados en la novela no solo tipográficamente sino también por su estilo, confluirán en los sueños de Marga ante el escepticismo de su marido, el aventurero y práctico Federico que finalmente tendrá que aceptar sus tesis ante la evidencia de la resolución de los enigmas planteados y resueltos en los sueños de su pareja.
El amor tradicional, romántico, idealizado, es el tema fundamental de la parte histórica, escrita en un estilo más literario y cuidado. En ella además conoceremos parte de la historia del imperio romano durante su campaña en Britania, así como los usos y costumbres de su civilización, las ciudades, el ejército y el papel de las mujeres en la vida social y familiar.
En el plano más actual, también el amor juega un papel importante pero de una forma más real, torpe a veces, madura y actual. Carlos, enamorado de Elena, intenta sobreponerse a la evidencia de que ella quiera dejarlo por su carrera profesional como bailarina; Marga y Ernesto, formalmente separados como matrimonio, mantienen una relación amorosa por encima de las convenciones sociales que confunde pero a la vez alegra a su hijo adolescente; y don Nicolás, padre de Marga y abuelo de Carlos, acaba de casarse con Paquita, con la que viaja de luna de miel mientras lleva en la maleta una pequeña urna con las cenizas de su anterior esposa. En esta parte, ágil y fresca, Carlos reflexionará sobre la familia y el amor (en su extensión más amplia, sin obviar el problema del acoso y la violencia machista), y sobre el concepto de normalidad aplicado a estas dos esferas de la vida, adaptándose sin graves problemas a la realidad de manera sana y sin prejuicios.
La autora construye personajes creíbles y muy actuales, con conflictos reales, maduros para la resolución de conflictos, con sus problemas, sus dudas y sus contradicciones, sus luces y sus sombras.
Los viajes y el arte son temas transversales en toda la obra. En ambos planos, el actual y el histórico los personajes recorren o planean recorrer distintos lugares. Esto expande las fronteras de la novela hacia espacios geográficos y temporales de libertad para vivir y para soñar. El arte está presente en las maravillas de esa antigua civilización que habitó nuestro país y que tantas maravillas nos dejó en forma de grandes construcciones o pequeñas ánforas, joyas, mosaicos…., en la profesión de los protagonistas que las estudian y aman su trabajo, en la danza de Elena que vive para expresar con el movimiento de su cuerpo los sentimientos de los personajes a los que interpreta, y está principalmente y sobre todo en la pluma de la escritora, que con aprende sencillez aúna todos los elementos citados con belleza, pasión, poesía y elegancia, hasta en los momentos más crudos, que también los hay.
Una novela muy recomendable para lectores a partir de 12 años.