Arnold Lobel y Miguel Azaola. – Kalandraka, 2017
No es un descubrimiento decir que la literatura infantil ha llenado páginas en torno a la figura de un animal muy común en nuestro entorno, y en nuestra cocina, el cerdo. Aunque quizá no tantas juntas, ni tan originales, absurdas y disparatadas como las que Arnold Lobel recopila en este volumen que, siguiendo con su característico humor, y ayudado por el trabajo de su traductor, titula El libro de los Guarripios.
Son casi cuarenta los protagonistas de estas breves y disparatadas anécdotas, adaptadas y actualizadas por Miguel Azaola, sin perder su frescura original. Casi cuarenta mini historias rimadas con forma de limerick (rima AABBA) que acompañan a otras tantas imágenes coloridas, detallistas y divertidas, como todo lo que ilustra Lobel. Leyéndolo podemos pensar, ¿qué fue primero?, ¿la ilustración?, ¿el texto?. Porque la ruta es bidireccional. La imagen ilustra el texto con la misma precisión que este describe la primera.
Los personajes, todos cerdos, cochinos, puercos, marranos, son sin embargo diversos. Diferente imagen, gustos, manías, rutinas, procedencia… Un catálogo diverso de cerdos humanizados, de humanos asilvestrados, que nos harán reír con sus particularidades y manías sociales y/o personales. Altos, bajos, pobres, ricos, perezosos, vergonzosos, fumadores, inventores, curiosos… ¿Quien dijo que todos los cerdos se parecen?
El propio autor, con su bigote y sus gafas, aparece como un personaje más al principio y final del libro. Una declaración de cariño, reconocimiento y respeto a su trabajo y a sus personajes. M.L.P.
A partir de 6 años