La semana pasada nos despertábamos con la triste noticia del fallecimiento de Tomi Ungerer, Ganador del Premio Hans Christian Andersen en 1998 y de la Medalla de Oro de la Sociedad de Ilustradores y todo un referente para autores tan reconocidos como Maurice Sendak o Jules Feiffer. Ungerer ilustro más de 120 libros para niños y para adultos, que hoy se reeditan sin descanso y están traducidos en más de 40 idiomas. Sus trabajos han sido portada de publicaciones como The New Yorker, Esquire, Life, Harper’s Bazaar y The Village Voice, y sus campañas de publicidad y sus carteles políticos contra la guerra y la injusticia racial, auténticos iconos del Nueva York de 1960. La historia de su vida inspiró a Brad Bernstein a crear el documental Far Out Isn’t Far Enough: The Tomi Ungerer Story (2012), para el que rodó 40 horas de entrevista con el artista en su estudio de Irlanda.
En 1975 publica Los Melopp se lanzan a volar (1957), su primer libro para niños, en el que habla de una familia de cerditos y del que hay una serie con varios títulos. Después llega Crictor, protagonizado por una serpiente, algo poco usual en un momento en el que había ciertos tabúes en el mundo de la ilustración para niños y donde Ungerer contribuyó a que los cuentos fueran historias fantásticas que muestran las complicaciones de la vida contadas por héroes no convencionales.
Adelaida es otro de esos libros. Su protagonista es una pequeña canguro con una cualidad diferente: tiene alas y puede volar, por lo que decide vivir nuevas experiencias y hacer amigos. Habla sobre la identidad, la formación del individuo y la búsqueda de la felicidad a través de aventuras emocionantes.
En 1966 publica El hombre luna, que se convertiría en uno de sus libros para niños más famosos donde narra las aventuras de un hombre que deja su “brillante asiento en el espacio”, para darse un paseo por la Tierra. Ganador del Book Week Prize para libros para niños entre 4 y 8 años, ha sido traducido a doce idiomas desde su primera publicación. Maurice Sendak lo describió como “seguramente uno de los mejores libros ilustrados de los últimos tiempos”.
Nos gustaría destacar como el autor conectaba con el lector a través de protagonistas poco usuales, a los que humanizaba y además dotaba de características insospechadas, como en el caso de los murcielagos en Rufus, a los que les cuesta percibir los colores, o de una serpiente que convierte en fiel mascota en Crictor o la canguro que quería volar en Adelaida y su capacidad para tratar temas interesantes como los prejuicios, la autoestima, la aceptación de uno mismo o la diversidad. En nuestra página podéis encontrar varias reseñas de sus libros.
Nos quedamos con la frase que aparece en su página web y la paz y la tranquilidad con la que se fue, con un libro a su lado, «He died peacefully in his sleep with a book beside him»