Juan Rulfo. Rm, 2017
Después de El llano en llamas, recopilación de cuentos que aparecieron inicialmente publicados en diarios de México, Juan Rulfo escribió Pedro Páramo, su primera novela. Con solo tres obras, el autor mexicano se consagró como uno de los grandes maestros de la narrativa hispanoamericana del siglo XX y Pedro Páramo ha sido considerada por Carlos Fuentes como una de las obras cumbres de la literatura en lengua castellana; Gabriel García Márquez dijo que ninguna lectura lo había hecho sentir de ese modo desde que leyó La metamorfosis de Franz Kafka y Jorge Luis Borges comentó que Pedro Páramo es una de las mejores novelas de la Literatura Universal. Otros autores como Günter Grass, Susan Sontag y Mario Vargas Llosa, o el cineasta Werner Herzog coinciden en calificar la novela como una de las obras maestras de la literatura de todos los tiempos.
A pesar de este reconocimiento que llegaba de la crítica y otros escritores, el del público fue desigual. Los lectores se sintieron desorientados ante la falta de unidad del texto y la ausencia de argumento central, acostumbrados como estaban, a la unidad de espacio, tiempo y estilo de la novela decimonónica. Si a esto unimos un texto depurado, la abundancia de elipsis y la construcción de unos personajes fantasmagóricos, no es de extrañar que el reconocimiento del público no llegara de inmediato.
La formación que Juan Rulfo tenía como estudioso de la historia y la antropología mexicanas justifican la manera certera con que retrata la idiosincrasia del pueblo mexicano. La imagen de ese cacique opresor y sin escrúpulos o de esos personajes transparentes, que no han sido llamados sino para servirle, y que escapan de esa atmósfera de indefensión a través de la muerte o la locura. Personajes que se definen a través de un lenguaje distinto según su nivel sociocultural, que se muestran serviles o autoritarios según su rol.
Juan Preciado viaja a Comala para conocer a su padre y reclamarle aquello, según su madre, le pertenece. Aparece ante él un pueblo fantasma cuyos habitantes no sabemos muy bien si viven o son espíritus penando. Poco a poco irá descubriendo que muchos de sus habitantes se llama Pedro Páramo y que algunos son sus parientes. Esta atmósfera misteriosa y fantasmal envuelve al lector y le hace partícipe de ese ambiente mágico. Esta narración en primera persona de Juan Preciado, se ve interrumpida constantemente por un narrador omnisciente que se convertirá en el narrador único y final de la novela.
Gracias a la celebración del centenario del nacimiento de Juan Rulfo, podemos disfrutar de la reedición que de la novela ha hecho la editorial “RM”. La Fundación Juan Rulfo ha concedido a la editorial los derechos para la publicación de la versión original, convirtiéndose en garante de la fidelidad e integridad de la obra. El dibujo a tinta de la portada es de Ricardo Martínez. Apareció en la primera edición de Pedro Páramo, que se terminó de imprimir el 19 de marzo de 1955. AR