Dora Sales; Enrique Flores. Kalandraka, 2017
Alrededor de 250 millones de niños en todo el mundo se ven obligados a trabajar para mafias sin escrúpulos que los explotan laboralmente. Niños pobres que se ven atrapados en jornadas laborales interminables sin derecho alguno. Niños que poco a poco irán perdiendo los sueños, que se levantan cada mañana con la esperanza de que ese día sea diferente. Niños como Agni que desde los seis años trabaja en un lavadero frotando ropa de otros.
Agni vive en Bombay. Se levanta temprano, cuando el sol aún no ha salido, para ir a trabajar. Pasa el día frotando y refrotando ropa. Hay momentos en los que no siente las manos por el dolor. Termina la agotadora jornada laboral, pero si hay algo que Agni no ha perdido son los sueños, y hoy, junto a su amigo Abhay, decide explorar un nuevo camino de vuelta a casa. En uno de los callejones ven una casa enorme de la que salen risas y voces de niños que despiertan su curiosidad. Después de varias visitas al callejón y algunas investigaciones descubren que es una escuela, un lugar al que van los niños a aprender a leer ¡Cómo le gustaría saber que dice el mapamundi que tiene colgado sobre la esterilla en la que duerme! Ojalá él y su hermana Lalita pudieran ir a la escuela…
A pesar de tratarse de una novela desgarradora, de la prosa de Dora Sales afloran sentimientos positivos que dulcifican la historia sin restar dramatismo, y removiendo la conciencia del lector. A medida que avanzamos en la lectura vamos descubriendo, a partes iguales, una realidad dura que golpea a familias pobres y unos protagonistas llenos de sueños que tratan de cambiar esa realidad.
Kalandraka envuelve la historia en una encuadernación de pasta dura, muy cuidada, con papel de gran gramaje que recoge las delicadas acuarelas de Enrique Flores.
Una dulce y melancólica historia que puede suscitar una interesante discusión en torno a la explotación infantil, la pobreza y los derechos laborales.
A partir de 9 años.