Anke de Vries y Willemien Min. – Kalandraka, 2017
Pensar que cambiar el estado emocional es tan sencillo como cambiar de vestido es un patrón común entre aquellos a quienes atormenta su propia identidad. Ir de compras, vestir con colores alegres, cambiar de peinado, probar con esa prenda que tan bien le queda a nuestra amiga… Esto no quiere decir que tal práctica solucione el problema, como mucho lo alivia durante un tiempo, pero tarde o temprano la realidad se impone de nuevo mostrando la falsedad del disfraz elegido.
Los conflictos emocionales nos afectan desde pequeños y se traducen en una tristeza como la de la protagonista, Grisela, una ratoncilla gris que no se gusta a sí misma y prueba a pintarse de colores para engañar a su insatisfacción sin conseguirlo. Con cada cambio, son sus amigos la que la corrigen demostrándole que los cambios exteriores nada arreglan si el interior no se cuida. De manera casual, Griselda descubrirá que los valores positivos, la amistad, la escucha y la aceptación de los demás sí pueden moldear nuestro estado emocional transformando la tristeza en alegría y el autorrechazo en aceptación.
Un texto sencillo y una interesante trama muy de actualidad dado el poder que la imagen ejerce actualmente sobre los más pequeños. Fácilmente el lector se verá identificado con los conflictos de este simpático y tierno personaje atormentado. Sensaciones, sentimientos, valores y estados emocionales que el niño no maneja de forma sencilla y que el adulto debe canalizar correctamente para evitar la falsedad y su consecuente insatisfacción.
A la sencillez del texto acompaña la limpieza de las imágenes expresivas y coloridas sobre fondos lisos, combinando color con lápiz y papel.
Un álbum tierno con una moraleja necesaria, muy recomendable para los más pequeños y para los educadores y mediadores que educan en el poder de la variedad, la individualidad y la autoaceptación. M.L.P.
A partir de 3 años