Antonio Rubio, Rebeca Luciani. Kalandraka, 2017
«.. Y el mirlo, mirlibustero, enlutado y pinturero, casi se quita el sombrero…» Este es un fragmento de uno de los 27 poemas que Antonio Rubio nos regala en este abecedario dedicado al mundo de las aves (de ahí el juego de palabras en el título). Así, cucos, estorninos, frailecillos y gorriones, jilgueros, mirlos y sisones desfilan por las páginas con gran formalidad iluminados por el exuberante colorido con que los representa Rebeca Luciani. Pero esa formalidad es pasajera, porque en cuanto nos adentramos en los versos vemos la intención lúdica del autor que, buen conocedor de la poesía y con gran experiencia en el mundo infantil, juega con las palabras, las entrelaza, las acentúa, las repite, buscando sonoridad y diversión en unos versos que, a veces, recuerdan la tradición popular.
«Cuco cuclillo, taimado y pillo, pone sus huevos en otro nido, por sorpresa y escondido, cuidando de no ser visto…» A la diversión se une la información, porque jugando, los versos nos hablan de tamaños, costumbres, plumajes, colores y hasta referencias geográficas, cambiando de tono y de fórmula poética según las posibilidades imaginativas que ofrece cada especie.
«Y si la madre pregunta: -¿Dónde está el pollo, marido? Kiwi padre le contesta: Apenas salió del huevo, se fue y ni se ha despedido. ¡Ay, qué desagradecido!». Las aves, unas más comunes y otras más exoticas, son fielmente reflejadas en las maravillosas ilustraciones de Luciani, que opta por combinar lo figurativo con los personajes humanizados, llenando de color las páginas de un poemario que resulta idóneo para leer con los niños, tanto en voz alta, dejandose llevar por la diversión que provoca un vocabulario bien manejado o, como no, en voz baja, animandolos a frecuentar este tipo de propuestas, ya que el poeta no nace, se hace. MB