5 OVEJAS NEGRAS

Glenn Gould. Una vida a contratiempo

CubiertaSandrine Revel. – Astiberri, 2016

No es del todo extraño que el nombre de Glenn Gould sea desconocido para muchos. Todo aquel que no tenga la clásica como himno de cabecera de sus gustos musicales desconocerá no solo el nombre sino también la vida y singular imagen de este genio del piano considerado por muchos “uno de los mejores talentos que la música clásica dejó a la historia”. Sin embargo la industria editorial nunca ha dejado de ocuparse de él y en los últimos meses varias han sido las editoriales que, treinta y cinco años después de su muerte, han dedicado volúmenes a dar a conocer su, para muchos, “excéntrica personalidad”. Acantilado publica en estos días Glenn Gould : No, no soy un excéntrico, con montaje y presentación de Bruno Monsaingeon, y Astiberri presenta el cómic de Sandrine Revel que es objeto de esta reseña. Por supuesto no son los únicos testimonios sobre su figura, pero la novedad del segundo y la importancia del personaje merece unas líneas.

Glenn Gould nació en Toronto en 1932 en una familia íntimamente relacionada con la música que convirtió el piano en el juguete preferido del niño desde los tres años. Con diez ingresó en el Conservatorio Real de Música de Canadá, donde su profesor, Alberto García Guerrero, reconoció que la mejor forma de enseñarle era dejarlo descubrir las cosas por sí mismo; a los trece tocó su primer concierto, a los quince ya actuaba como solista y a los treinta y uno abandonó los escenarios para dedicarse a realizar grabaciones, convencido del beneficio de la tecnología sobre la creación musical, que le permitía desarrollar su teoría sobre la independencia del intérprete frente a la partitura. Muchas fueron las críticas que durante toda su carrera recibió de músicos, aficionados y periodistas, entre ellas la de su admirado, a la vez que uno de sus mayores admiradores, Leonard Bernstein. En un concierto en el Carnegie Hall el reputado director reconoció no estar de acuerdo con el modo del pianista de interpretar una pieza de Brahms, demasiado suave y lenta para su gusto, e incluso en relación con la concepción que el compositor hizo de ella. Sin embargo, reconoció a Glenn como un artista extraordinario, con una concepción de la música tan interesante que merecía ser escuchado y admirado.

Sandrine Revel incide en Una vida a contratiempo en los mecanismos psicológicos que desencadenaron la pasión de Gould, y que llevaron a sus coetáneos a considerarlo un ser excéntrico a la vez que un genio del piano.

El cómic arranca con un paisaje nublado. Un escenario ideal para el protagonista que no concebía que hubiera gente que prefiriera el sol. Este paisaje es para el lector el anuncio de la desgracia, la antesala de la enfermedad y la muerte. Gould murió en 1982 tras sufrir un derrame cerebral con parálisis. La autora ha concebido el cómic como un puzzle en el que el lector debe recolocar las piezas. Presente y pasado se mezclan en las páginas con la imaginada conciencia, con el inconsciente de Gould. En la disposición de las viñetas, en general clásica, el lector reconocerá los tres estadios por el color de las imágenes, y los marcos, redondeados en las esquinas para los recuerdos de infancia y juventud, dobles para el presente, perfectamente rectos para los recuerdos y obsesiones del propio Gould. Revel ha incidido en el inconsciente de Gould para explicar algunas de sus excentricidades mientras muestra con palabras las razones del protagonista para comportarse como lo hacía, justificando la complejidad de las acciones que el resto consideraban manías o rarezas. Junto a la imagen de su personalidad, la de los momentos fundamentales de su biografía, conciertos, grabaciones, reencuentros, amistades, amor…, todo ello de una forma desordenada pero nada confusa. Su lectura y observación dará al lector una imagen clara de la vida y personalidad de la persona y del genio. Pocos podrán resistirse tras leerlo, incluso antes de terminarlo, a escuchar sus Variaciones Goldberg de Bach. Habrá incluso quien las escuche ya con la mera lectura. Glenn Gould. Una vida a contratiempo mereció el premio Artémisia  de 2016. M.L.P.

A partir de 15 años

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