Francesca Sanna. – Impedimenta, 2016.
La vida nos puede cambiar de repente. Si observamos bien el mundo, nada ocurre de repente… pero… esa es otra historia que nada tiene que ver con la infancia, ni con los niños, como el que protagoniza este duro pero hermosamente narrado viaje.
Nuestro protagonista y su familia pasaban los fines de semana en la playa cercana a su ciudad, hasta que un día, su vida cambió de repente. La guerra invadió un espacio de su día a día y fue haciéndose cada vez más grande hasta que a su alrededor todo comenzó a desaparecer bajo un manto oscuro de tristeza, caos, destrucción y muerte, la de su padre. La familia, sumida en la tristeza hubo de tomar decisiones. Decisiones dolorosas que implicaban despedirse de todo lo conocido, el colegio, la familia, los amigos… pero necesarias para poder continuar el camino, para seguir creciendo, conociendo, para seguir viviendo.
Decidieron irse de su país, emprender un viaje sin fecha de retorno en el que muchas cosas fueron quedando por el camino y en el que vivieron experiencias que deberían estar prohibidas en los primeros años de nuestra vida. Cuando el viaje es de huída, suele ser un viaje desconocido que sólo puede estar cargado de pena, de adioses, de miedo, de tensión y dificultades… y solo a veces, de golpes de suerte, de una pequeña esperanza en busca de la palabra mágica que acabará con la guerra y ayude a las familias a llegar juntas a su incierto destino.
Francesca Sanna ideó esta historia tras escuchar los testimonios de dos jóvenes refugiadas en Italia. Su historia no era la única y poco a poco fue recopilando nuevas experiencias, siempre dolorosas, para componer este delicado texto que narra de forma clara y sencilla, sin necesidad de profundizar en detalles, el horror del camino de los emigrantes de guerra.
La autora, tierna en el discurso del niño narrador, muestra el caos en unas imágenes realistas a veces, simbólicas otras, de gran fuerza narrativa. Los colores pastel del principio oscurecen con la llegada del horror hasta llegar al negro del miedo y la muerte. Un precioso trabajo merecedor de la Medalla de Oro de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York en 2015.
Si bien su publicación puede resultar oportunista, queremos quedarnos con lo oportuno de su mensaje, que lejos de llegar solamente al corazón llegará de forma clara a la mente de los más pequeños, y ayudará a los adultos a explicar y, como consecuencia, a hacer comprender y (ojalá), empatizar, con el flujo actual de emigrantes y refugiados desencadenado por la guerra en los países de Siria e Irak (lo más cercanos a nosotros), y otros lugares del mundo (Gaza, Sudán, Ucrania, la República Centro Africana, Somalia….). Guerras y crisis humanitarias que no desaparecen a pesar de que los medios de comunicación nos las suavicen o escondan y que tampoco son nuevas, ni resultarían sorpresivas si pensáramos en las razones que las generaron. Y es que al final, va a resultar que nada ocurre de repente. M.L.P.