Hannah Gold y Levi Pinfold. – Duomo, 2022.
A cuatrocientos kilómetros de Svalbard, la ciudad habitada más al norte del planeta, existe una isla a la que todos llaman Isla del oso. El nombre no deja de resultar curioso, porque los osos desaparecieron de ella hace más de una década. El deshielo de los casquete polares, consecuencia del calentamiento global de la Tierra, han hecho que los osos cada vez tengan menos espacios habitables. Precisamente en la Isla del Oso, existe una estación meteorológica en la que se estudia la temperatura de la Tierra. Y a ella han destinado al padre de April, a recopilar datos sobre los efectos del calentamiento global en la región ártica.
April tiene once años, un padre meteorólogo y una sensibilidad especial para comunicarse con los animales. Su madre, a la que se parece mucho pero que apenas recuerda, murió cuando ella tenía cuatro años y desde entonces, su padre no ha vuelto a ser el mismo. Absorbido por su trabajo, solo descansa escuchando a Mozart, mientras April pasa el día sola o con la abuela.
Pero ahora nuestra protagonista va a pasar seis meses en compañía de su padre en una isla en la que ellos dos serán los únicos habitantes. April está ilusionada por pasar más tiempo con él, pero él cada día se encierra en la estación meteorológica, ocupado exclusivamente de sus mediciones. Así que la niña, se dedicará a explorar la isla, en la que va a encontrar una compañía inesperada. A lo lejos, recortada sobre el horizonte aparece una enorme silueta. Quizás ha sido un espejismo pero April juraría que se trataba de un oso, salvaje como todos los osos, blanco y enorme.
Desde ese momento, el día a día de April transcurrirá con la ilusión de volver a verlo. Hasta que de nuevo aparece ante sus ojos, enorme pero hambriento, y con una red enredada en una de sus patas. Poco a poco April va ganando su confianza. A base de panecillos y crema de cacahuete, conseguirá acercarse tanto como para liberarlo de la red. Pero April tiene algo claro. Oso no debería estar solo en la Isla y ella tiene que hacer todo lo posible para solucionarlo.
Una bella y tierna historia de amistad, imposible en el mundo real, entre una niña y un oso en similares circunstancias de soledad y tristeza. Con un lenguaje sencillo y muy asequible a los lectores, la autora introduce un bello mensaje de protección de la naturaleza. En ocasiones de manera demasiado explícita, aunque bien integrado en el discurso narrativo, la autora alerta sobre la necesidad de modificar los hábitos que perjudican al Planeta. No es difícil poner de nuestra parte y realizar pequeños gestos que hagan de este un espacio más habitable, sano y seguro para todas las especies.
Las ilustraciones en blanco y negro de Levi Pinfold enriquecen el texto por su belleza en los pasajes más significativos de la historia. M.L.P.
A partir de 11 años.