Graham Greene; Ediciones Cátedra, 2012.
A pesar de que “El americano tranquilo” es una novela ambientada en los inicios del relevo hegemónico francés por el norteamericano, ya se detecta la naturaleza sangrienta de esta interminable guerra. Graham Greene recoge con maestría este ambiente hostil y lo utiliza como trasfondo de la compleja historia de amor entre un maduro reportero británico, una muchacha vietnamita y un joven e inmaduro agente de la CIA.
Thomas Fowler es un reportero británico enamorado de Phuong, la muchacha vietnamita con la que vive. Sus vidas transcurren sin sobresaltos consiguiendo equilibrar dos culturas tan dispares como las suyas. La irrupción de Alden Pyle, un atractivo agente de los servicios secretos americanos, provoca un torbellino de emociones en la pareja que desencadena acciones inesperadas. Interfiriendo de forma decisiva en la vida de los tres personajes y condicionando sus comportamientos hay un trasfondo bélico. Graham Greene narra con crudeza y altas dosis de crítica los efectos de una guerra en la que Vietnam lucha por la independencia, el ejército francés combate en retirada y el gobierno estadounidense comienza a ocupar esa hegemonía vacante.
Greene construye una novela en la que el texto fluye con naturalidad y a través de un lenguaje rico pero suave describe el dolor, la traición y la muerte. Los tres personjes centrales de la novela están bien construidos, son complejos y establecen entre sí una relación difícil que podemos apreciar a través de sys inteligentes diálogos. Cada uno de los tres personajes podría simbolizar una cultura diferente. Thomas Fowler encarnaría la vieja Europa, sabia y cansada; Phuong la pobreza y sumisión vietnamitas y finalmente, Alden Pyle la arrogancia, ignorancia y egocentrismo de una nación joven y rica.
Sin restar un ápice de crudeza a la atmósfera que describe los horrores de la guerra, el humor surge espontáneamente en varias ocasiones, poniendo de manifiesto la riqueza de los diálogos entre los dos protagonistas masculinos, tan antagónicos entre sí.
La novela ha sido adaptada al cine en dos ocasiones. La primera en 1958, en blanco y negro, dirigida por Mankiewicz, y la segunda, ya en color, realizada por Phillip Noyce en 2000.
Una obra imprescindible. AR.
En la frontera