Fran Pintadera y Cecilia Varela. – La Guarida, 2018
Podría haber sido el móvil, internet, un libro, el bingo o las máquinas tragaperras, pero no. Es la tele. Un aparato inevitablemente más cercano hoy día. Un electrodoméstico aplicado al hogar y en ocasiones multiplicado en cada una de sus estancias. Ese ente cercano que abduce, atonta, adormila y en este caso, atrapa.
Dos hermanos y su mascota observan sorprendidos cómo la madre realiza sus quehaceres diarios no frente, ni junto, sino dentro del televisor del salón. Sorprendidos primero, la observan hacer. Asustados después, realizarán toda serie de travesuras, inocentes o peligrosas, imposibles de realizar en presencia de la madre, para llamar su atención. Apenados y preocupados por su propio bienestar futuro, carentes de la atención debida, soltarán una lágrima. Al pedir ayuda ya se ha comenzado a trazar el camino de vuelta, y aunque la resistencia es fuerte, la madre regresará al hogar, sorprendida y enfadada pero dispuesta a empezar de nuevo.
Una anécdota divertida en el papel y en ocasiones trágica en la vida real que pone de manifiesto la falta de atención que en ocasiones sufren los niños en el hogar sin desmerecer el hartazgo de los padres ante las travesuras infantiles.
Con humor y detalle, ajustado a los distintos estados de ánimo por los que pasan los protagonistas, los autores muestran una realidad cotidiana en la familias con hijos. La feliz conclusión, con su moraleja, plasma la mejor de las soluciones. La necesidad de orden, atención y disciplina de todos y cada uno de los miembros del hogar. M.L.P.
A partir de 4 años