Llanos Campos Martínez; Júlia Sardà. SM, 2014
El Tesoro de Barracuda es una historia de piratas divertida y fresca que contiene elementos del género, pero que por su original enfoque se convierte en algo distinto. En esta historia importa tanto lo que se cuenta como la forma en que se cuenta.
A pesar de que en la obra hay un mensaje claro en favor de la lectura, la autora sabe hacerlo con sutileza sin caer en tópicos. Será el lector quien descubra esas bondades a lo largo de la novela y será testigo del cambio que experimentan sus protagonistas cuando aprenden a leer. Con sus aventuras y desventuras descubriremos que leer además de divertido es útil.
La novela está narrada en primera persona por Chispas, un muchacho de once años, grumete del Cruz del Sur, a las órdenes del temible capitán Barracuda que surca los mares en busca del tesoro que el pirata Phineas Krane guardó antes de morir. Las pistas iniciales les conducen hacia una isla donde, en lugar del tesoro, encuentran un libro. Este hallazgo, que al principio supuso una decepción para la tripulación, se convierte en el motor en torno al cual gira la novela ya que descubren que, lo que Phineas escribió en él, además de divertido les es muy útil. Eso sí, tendrán que aprender a leer si quieren descifrar esos garabatos que hay escritos en las hojas.
El pirata Barracuda aparece por primera vez en el espectáculo de títeres titulado Sololeo que Llanos Campos estrenó en 2012. La autora los rescata para dar título a la obra y para convertirlo en uno de los protagonistas de sus aventuras.
La novela está salpicada con unas sugerentes ilustraciones de Júlia Sardà, en total armonía con el texto. Si a esto unimos una cuidada encuadernación, con papel de gran gramaje, pastas en cartoné y unas guardas ilustradas con la tripulación del Cruz del Sur, podremos considerar bien merecido el Premio Barco de Vapor 2014. A.R.
Edad recomendada de 9 a 12 años.